CRÓNICAS: MAKARA + BUMBLEBEE + THE LAST CHANCE
El viernes 27 de octubre se celebró un concierto absolutamente Únderground en la Sala Hollander y, como es nuestro tipo de evento, decidimos asistir aunque sabíamos que nuestra integridad personal peligraba un poco... A veces opinar y escribir lo que vemos u oímos termina siendo una cuestión de riesgo. No importa, nada que no se solucione con unas cuantas cervezas y una noche de salvajadas rockeras y un acercamiento al rock que se viene en la ciudad.
Las bandas que convocaban eran #Makara, Bumbleblee y The Last Chance (TLC) Proyectos muy nóveles (que no novatos) y de un tinte interesante.
La velada empezó puntual, tanto que casi no estaba ni el técnico de sonido, pero es un detalle.
Subieron los chicos de Makara y abrieron para las 70 personas que asistieron con una buena versión de Territory; sí, la noche prometía. Era el primer bolo no sólo para esta banda si no incluso para muchos de los asistentes lo cual dio un empujón más de magia irreverente a la noche. La banda va sobrada de fuerza y despliegue. Intercalaron canciones propias con alguna versión más como “For whom the bell tolls” de Metallica dejando en claro que estos chicos están trabajando muy duro. Se llevan una buena nota por la combinación de temas instrumentales con un gutural podrido que nos hizo levantar las cejas más de una vez por su dureza.
En el cambio nos encontramos con el vocalista de Hábitat (apoyando la escena y hablando un poco de lo que están preparando y de su próxima fecha el 1 de diciembre) y nos acodamos a la barra a beber cervezas sabiendo que solo nosotros y el personal de la sala superábamos los 27 años... algunos por más de un par de lustros.
Llegó el turno de la banda Bumblebee, con un par de años ya encima y una propuesta que va mejorando a lo largo del tiempo. Otra vez se nota el trabajo de pasar horas con tu instrumento o intentando hacer algo nuevo. Segunda vez que los vemos en directo y, de nuevo, han dado un paso muy importante conformando sonido, enfrentando de un modo más seguro al público. Un set apretado, entretenido, no tan cercano al Metal, pero qué diablos, es rock, del bueno. Se llevan bien entre ellos, hay química y ganas. Las constantes variables del directo hace que termines cantando canciones que no sabés pero que te llegan. Hay cierto devaneo entre un Nirvana actualizado y feroz, y una distorsión británica que hace les pongamos un par de fichas para estar pendientes de sus pasos.
Seguíamos en la barra, bebiendo y escuchando a los muchachos entrar y salir. Los cambios eran rápidos y bien organizados... Muchas veces pienso si esas promotoras fantasmas que hacen de un bolo un caos no deberían recuperar la simple raíz de hacer las cosas por gusto y no por dinero. En fin, tal vez tanta cerveza nos puso un poco místicos... Pero allí subieron los muchachos de The Last Chance para quitarnos las tonterías con unos pocos de temblores.
Había un hada travestida festejando su cumpleaños y saltando de lado a lado de la sala, haciendo gala de la amistad que debe existir entre la banda y la gente, su gente. Luego de una breve intro comenzó el show. Fue una buena patada en la cara. La intensidad de la banda por entregarlo todo pudo cubrir determinados desajustes que son más que entendibles en una primera presentación. Ya quisieran bandas más “experimentadas” hacer un set tan apretado que incluya una excelente versión de“Last Resort” de Papa Roach y salir airosos. El vocalista manejaba bien los growls y el melódico se lleva un aprobado. En un momento del set el baterista (integrante también de Bumblebee) hizo gala luego de su diversidad musical interpretando el teclado en una canción. Recién sacado su primer single “Who i am” demuestran que no son un grupo jugando al rock. Se notan inquietudes y ganas de encontrar un sonido, un camino... Y creemos que tiene con qué llegar a buen puerto.
Una noche con 2 debut´s y un nuevo paso para otra banda, hacía tiempo que no vivíamos tanta intensidad pura, sin tonterías ni divismos. Sevilla tiene mucha gente preocupada por hacer algo distinto, aunque no le den cabida en un circuito falso y mediocre. Nos alegró, esa noche de cervezas y rock, ver tanta gente joven levantando la voz bajo la lluvia y juntarse para cantar y mostrar que hay proyectos muy buenos rodeando la ciudad.
Olee gracias por la crónica, sois amor!
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